Preservando pensamiento. Adaptación vs. Supervivencia

Por Lya Ortiz 

El punto de no retorno lo dejamos más lejos que aquella última lata de atún que tuvimos el gusto de comer. Ahora somos una nueva especie que vive su día a día entre la adaptación y la supervivencia. Como cual programa sacado de Discovery Channel observo a diario a todos los venezolanos que transitan el valle de balas a toda hora. Algunos en automático y otros avispados, eso sí, no se olvide de los amigos de lo ajeno quienes como única labor diaria salen a pescar cualquier pez que en el mar de gente se le atraviese, dejando al azar las pertenencias de algunos y las vidas de muchos.

Nos convertimos en la mejor película post apocalíptica, hurgando en la basura la poca dignidad que nos queda, a eso le llamo adaptación, a diferencia de lo que pueden muchos pensar. Ya que considero supervivientes a aquellos que mantienen en su corazón la fiel esperanza de recuperar el país que muchas veces perdimos, somos estos la verdadera especie en extinción.

En los que se adaptan veo a quienes ni una esperanza de carta les importa, mientras llegue a casa con comida y las medicinas que la familia necesita. La cruz diaria. El que se amotina por los malos olores de la basura, pero que calla los abusos. En ese punto medio me encontré en un banco, con la cabeza llena de preguntas, de porque para una cosa alzamos la voz y para otras no. Como despotricamos a lo lejos, pero no invertimos en ser mejores y que sepan de dónde vengo, pero sobre todo a donde voy. ¿A dónde vamos? A seguir existiendo en la miserable era post apocalíptica que nos atañe, o en la bomba masiva que genera el descontento de quienes se adaptan.

Y solo hay quienes ejercieron sus mejores dotes de supervivencia a lo aprueba de todo, quienes llevarán las banderas de tregua en una tierra donde yacen dos países, no los políticos. Seamos capaces de derrumbar los muros que dentro de nuestra misma tierra nos separa. Seamos capaces de entender que el caraqueño que hace cola en Los Palos Grandes tiene la misma hambre que el apureño. Que no se trata de adaptación, sino de supervivencia, de la resistencia ante lo adverso.


*Lya Ortiz, politóloga mención Relaciones Internacionales, venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela, que a partir de hoy se suma a los columnistas de nuestra página web, síguela en el Twitter: @LyaIssa. Preservando pensamiento será publicada en nuestra página web todos los jueves. Te invitamos a leer lo que traerá Lya Ortiz en sus próximos artículos.