¡Todos contamos!

Desde que cumplimos la mayoría de edad podemos ejercer el derecho al voto, el cual nos da la oportunidad de hacernos escuchar y expresar nuestras opiniones. Todos los venezolanos, independientemente del lugar donde vivamos, podemos ejercer este derecho, consagrado en el artículo 64 de la Constitución Nacional: “son electores o electoras todos los venezolanos y venezolanas que hayan cumplido 18 años de edad”.

Se calcula que los venezolanos residenciados en el exterior puedan ser entre 700.000 y 1.000.000, de los cuales 420.000 a 600.000 serian mayores de 18 años y con derecho al sufragio. Esta cifra representa una población electoral mayor a la votación de cualquiera de los siguientes 14 estados del país (Guárico, Vargas, Amazonas, Apure, Cojedes, Barinas, Sucre, Mérida, Delta Amacuro,  Monagas, Falcón,  Portuguesa, Trujillo y Yaracuy). Si lo vemos desde otra perspectiva, esta cantidad de electores representa la mitad de la votación de estados muy poblados como Táchira, Bolívar, Aragua y Lara.

Este potencial no ha sido tomado en cuenta. En parte porque la migración masiva de venezolanos es fenómeno reciente, en parte porque quizás se ha menospreciado la capacidad de decisión que podemos tener todos los que por alguna razón nos hemos ido del país. Pero, vivamos donde vivamos, a todos siempre nos va gustar desayunarnos una arepita con mantequilla y queso rallado.

De estos 600.000 electores calculados solamente se han inscrito 57.010 personas. Es decir, de cada 10 venezolanos que tenemos la posibilidad de decidir el curso de nuestro país, solamente uno ha tomado la decisión de hacerlo. Esto es algo que nos debe causar una alta preocupación.

Votar es sin duda la decisión más importante que pueda tener cualquier ciudadano de un país viva donde viva. Si queremos que nuestro país mejore debemos participar y hacernos escuchar. ¡Votar es decidir!

Entonces, ¿Cómo podemos ejercer nuestro derecho y votar por el país que queremos? Informándonos, visitando los consulados venezolanos, organizándonos con otros compatriotas en el país en el que residimos, exigiendo la apertura del Registro Electoral (RE), llamando a nuestros conocidos para explicarles lo importante de la diligencia.

Muchos de nosotros estamos en Venezuela, aún así no vivimos allá y en consecuencia no votamos ni allá ni acá. Esto quiere decir que contribuimos a uno de los mayores problemas políticos venezolanos: la abstención. Pertenecer a este no tan selecto grupo, no debe causar ningún tipo de tranquilidad, sobre todo si nos damos cuenta lo controversial que es la política en nuestro país.

Por eso debemos participar y solicitar nuestro cambio de residencia ante las autoridades respectivas e invitar a los jóvenes que no se han inscrito nunca y que están en edad de votar a que  lo hagan. Venezuela nos pertenece y no podemos dejar en manos de otras personas las decisiones de nuestro país. Nuestro voto envía un mensaje sobre los asuntos que son importantes para todos. El voto confirma nuestro derecho como ciudadanos libres de elegir y de participar.

Este potencial electoral significa que nosotros los venezolanos que estamos fuera del país y que por alguna razón decidimos partir, tenemos el poder y la masa crítica para incidir una gran parte el destino de nuestro siempre recordado país. Por más que tengamos trabajo y hayamos conseguido una forma de comenzar una nueva vida con costumbres e idiomas distintos, los venezolanos aun tenemos fuertes raíces familiares y de amistad que nos mantiene unidos al país.

Sin duda, una de las razones del éxito de los venezolanos en el exterior es nuestra forma de ser,  de la forma como vemos y abordamos los retos que se nos presentan, de cómo interactuamos, de nuestro humor, es  decir de esa forma tan particular que nos identifica como nación y como y pueblo. Es imposible para nosotros olvidarnos de nuestro país, de su gente, del clima, de sus festejos y de sus sonrisas, con todo ese caos que sin duda podemos nosotros ayudar a resolver porque ¡todos contamos!