Venezolanos que brillan en el exterior

Por Rubens Yanes

Ahogados en el día a día, en las mínimas acciones de Chávez y sus acólitos, se nos olvida que tenemos un país con mucho potencial humano y material. Poblado de un inmenso talento, que a pesar de las carencias que nos aquejan, es capaz de brillar nacional e internacionalmente.

Cuando nos contrastamos con el resto del planeta, los venezolanos tenemos excelentes cartas de presentación en nombres como Gustavo Dudamel, Maikel Melamed, Ricardo Montaner, Carolina Herrera, Johan Santana e incluso nuestra querida Vinotinto de Fútbol.

Estos nombres, quizás los más mediáticos por la misma naturaleza de su obra, son sólo la punta del iceberg de un cúmulo de talento criollo que brilla en el exterior en otras áreas tan diversas como la ingeniería de petróleo, la física avanzada, la economía y la medicina. Lamentablemente, buena parte de este brillo ha sido gracias al éxodo masivo de talento que en los últimos años ha sufrido el país.

Detrás de un Dudamel o un Miguel Cabrera, hay toda una estructura institucional que fomenta y soporta la generación de tales talentos. Gracias al esfuerzo mancomunado de toda la sociedad, existen semilleros como las ligas menores de baseball y el sistema nacional de orquestas infantiles y juveniles. Pero también hemos contado con un vivero de capacidades muy vilipendiado en los últimos años: las universidades y el sistema privado de educación básica.

A las instituciones de base, se suman un entramado de empresas y organizaciones que le abren vida profesional a nuestros talentos. Famosa fue RCTV por cumplir con esa labor, junto al resto de las televisoras. El mismo papel que han jugado la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, el Sistema de Orquestas Nacionales, y la Pdvsa de la meritocracia.

La política de este Gobierno pareciera ser minimizar la participación privada en estos procesos de gestación de talentos. Sobran los ejemplos. Lo sucedido con el patrocinio de la Vinotinto de Fútbol, donde Pdvsa desplazó a Empresas Polar, el ahogo sistemático al sistema educativo privado y superior, la camisa de fuerza que se pretendía poner al deporte a través de la ley del sector.

Si bien el aporte del Estado ha sido vital y universalmente reconocido en otras áreas, no se comprende la mezquindad con que el Gobierno se empeña ahogar toda iniciativa fuera de su control.

Venezolanos somos todos, y todos debiéramos sentirnos igualmente orgullosos de nuestros representantes. Pero más importante aún: cualquiera sea el origen y proyección de nuestros talentos, éstos deberían poder contar con el apoyo desinteresado de toda la sociedad.

@rubensyanes

El Universal