Opinión. Y Maduro cumplió
Por Orlando Goncalves / @orlandogoncal
«Lo que no se pudo con los votos, lo haríamos con las armas». (Advertencia de Nicolás Maduro, el 27 de Junio de 2017).
Nicolás Maduro cumplió su oferta. El pasado 30 de Julio, las urnas de Venezuela se llenaron pero, no de votos, sino de muertos.
Ese día quedará marcado en la historia como uno de los más sangrientos y fraudulentos que el país haya vivido. Sangrientos por las 16 muertes producto de la represión y acción del régimen -Guardia Nacional y colectivos armados-; y fraudulento, por el gigantesco fraude, al hacer creer que más de 8 millones de personas votaron en esa elección, cuando es una vil mentira.
A pesar de la férrea censura impuesta por Maduro, pero, gracias a los avances tecnológicos, el mundo vió en vivo y directo la inmensa soledad de la gran mayoría de los centros de votación y la represión que le arrebato la vida a 16 venezolanos, que quedarán para siempre en la historia y en su conciencia.La puesta en escena de este fraude, tiene un símil a la ejercida por el dictador Marcos Pérez Jiménez, el 15 de diciembre de 1957. Al igual que ahora, violando la Constitución y pretendiendo eternizarse en el poder, efectuó un plebiscito amañado, donde supuestamente, más de 2.7 millones de personas votaron a favor de su permanencia en el poder.
La antigua farsa, provocó que los diversos sectores de la sociedad se unieran e iniciaran la oleada de protestas que, culminó con la huida del dictador Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958 y, el retorno a la democracia que, hasta hace algunos años, imperó en Venezuela.
Ante éste descarado fraude, surgen varias preguntas: Si tienen más de 8 millones de votos, ¿Por qué violar la constitución bloqueando el referéndum revocatorio? Con esos “supuestos” votos, lo ganarían. Si cuentan con ese caudal electoral ¿Por qué aplazaron indefinida e inconstitucionalmente las elecciones de gobernadores y alcaldes?
La respuesta es muy clara. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y varias ONG’s, y medios de comunicación, han estimado que la participación no llegó a los 2 millones de votos, o sea, que, el ente rector de las elecciones se prestó en complicidad con el régimen para perpetuar el fraude.
Ahora bien, consumado el fraude en la conformación de la Asamblea Nacional Constituyente, lo que quizás aún no sepa Maduro, es que, será él una de las primeras víctimas de las componendas que realizará el ente de facto; pues la recomposición del tablero del poder que se dará a raíz del fraude, ponen a Diosdado Cabello y a Tareck El Aissami en una asociación estratégica para adueñarse del poder y, seguir y aumentar el control sobre los negocios turbios que ambos manejan.
Vendrán días muy difíciles para Venezuela pero, seguro estoy que, al igual que en 1958, en este 2017 la democracia volverá a brillar para todos los venezolanos.
Tan seguro estoy de la fuerza y la voluntad del pueblo que, transcribo las palabras que una buena amiga me hizo llegar esta mañana.
“¡Hoy más que ayer! Ahora bien, les pregunto ¿por qué el silencio, la desesperanza, el agobio y el temor? Hoy es un día para celebrar con firmeza que somos mayoría y lo sabemos, para celebrar que en medio de su miedo, el gobierno se convirtió legalmente en dictadura, para celebrar que el miedo les recorre «el espinazo», para celebrar que el planeta, a pesar de que pensamos que es poco lo que hacen, está pendiente de nosotros y que no están dispuestos a abandonarnos. Debemos celebrar y, esto es quizás lo que hay que hacer con más emoción, que tenemos un pueblo y sobre todo una juventud que ama a su país y que está dispuesto a defenderlo con la vida (está demostrado y comprobado que es así, más de 120 testimonios escritos con sangre lo corroboran). No celebrar todo lo que tenemos y caer en la desesperanza, es deshonrar la memoria de nuestros mártires y, eso sí que sería imperdonable. Hoy toca vestirse de tricolor, encarar a la dictadura con más bríos, con más coraje y con más convicción que ayer. En honor a nuestros mártires, en honor al tricolor, a los Tepuyes, al Salto Ángel, a los Médanos, al Pico Bolívar, al Orinoco, a nuestro Lago Marabino, a nuestros Llanos y a nuestro amado Ávila, en honor a ellos, necesario es vencer. Hoy, más fuerte que el milenario Tepuy.” Saralilian Lizarraga.