Por Lya Ortiz *
Caminando por la cuerda floja, se hallan dos dimensiones a las que han sido sometidos muchos venezolanos dentro de las ambiguas realidades entre las que andamos. Realidades no muy distantes, solo por lo fáctico que llegan a ser los kilómetros entre las fronteras de los países. En los alrededores de la gran casa se encuentra la vecindad universal donde habitan cientos de venezolanos que partieron buscando establecer los cimientos de un hogar a lo lejos.
Ciertamente es el logro de muchos poder partir, pero dentro del gran abismo, pocos cuentan lo difícil que es lograr alcanzar cada uno de los pasos en el camino. De lado y lado se dan obstáculos, como lo es el peregrinaje diario que viven quienes son considerados inmigrantes mientras trabajan a diario, la caja que recibe puede que te cambie como puede que te destruya es un trabajo emocional y psicológico diario.
La cruz que se lleva no es solamente en el país sino también a lo lejos, muchos suelen señalar a los que se van como a los que se quedan, siendo incapaces de verse a través del espejo del abismo que nos hunde el egoísmo; nos alejamos tanto de sí, que nos transformamos, las gringolas no solo se llevan en Venezuela, se llevan a donde quiera que vamos, pues se llega a ser muy patriota pero también muy poco hermano, olvidando al amigo que está al lado por dejar que pase la misma roncha que se llegó a pasar cuando se establece de forajido a la casa nueva. Seguir leyendo Preservando pensamiento. Las dos caras del abismo