Preservando pensamiento. Gotas que desbordan valores

Por Lya Ortiz * 

Gotas que desbordan valores, alcantarillas llenas de frustraciones.

En los rostros de muchas personas que pasan horas en cola, de camionetica en camionetica, y caminando toda la ciudad capital vi reflejado el rostro de la frustración, tras días largos de calor, de retrasos, colas y de anuncios presidenciales que nos daban una nueva hora con la que tendremos que vivir, llegó el aguacero; muchas veces suelo pensar que cuando llega la época de lluvia al país no es solo para limpiar todos los problemas, más bien los desborda. Se continuaron dando días no laborables y muchos comercios se vieron obligados a bajar las santamarías de sus locales, creo que allí vi más el desespero de muchos que se toman un día entero para recorrer locales en busca de medicamentos, alimentos y diligencias que a medias se permiten hacer en la ciudad ahora.

Desespero, es el peor de los problemas que atacan a nuestros hermanos, salir a diario en busca de medicamentos es una travesía, y mientras caía el aguacero nos dedicamos a criticar la solidaridad ¿Que ocurrió? sucede que un país latinoamericano se vio afectado por un fenómeno natural de gran magnitud que afectó gravemente no solo a sus ciudadanos, sino también a venezolanos que se hallan viviendo en el mismo, dándose por parte de Venezuela una de las primeras ayudas para el país, cosa que generó total rechazo por parte de los venezolanos afectados de la crisis humanitaria que atravesamos.

Se dio un debate por redes sociales, donde la solidaridad y la necesidad se encuentran, donde cientos de venezolanos frustrados de salir a la calle a buscar medicinas y alimentos observaron indignados tal acción. No pretendo fijar una posición, pero sí un reconocimiento al trabajo de los rescatistas de la defensa civil venezolana que dentro de su trabajo heroico viajaron a ayudar a tantas personas afectadas, que aunque en casa se esté mal y no tengamos nada, aún dan la mano al que se encuentra herido. Pero ¿Qué estuvo mal? Sabemos a quien compete las culpabilidades de las razones por la cual el país atraviesa una crisis humanitaria, las malas políticas y la corrupción por parte del Gobierno, y se escapa de las labores de los rescatistas.

Entonces, tengo claro de que a la mayoría de los jóvenes de mi generación dentro de los valores que nos enseñaron fue la solidaridad, que pese a que a uno le falte, aún damos la mano al que lo necesita, creo fielmente que es algo muy de nosotros los venezolanos, de nuestro gentilicio, que con los años se ha ido perdiendo en manos de la necesidad que afecta a todos, al miedo que te arranquen lo que tienes en la calle y frustra a diario al no encontrar algo tan sencillo como un acetaminofén; considerando que no debemos dejar que se pierdan nuestros valores, ni que se llenen las calles de lagunas tapadas por las frustraciones diarias de los venezolanos, no perdamos la razón y nos convirtamos en jueces de la moral, demos la mano sin esperar nada a cambio, sin el derecho a juzgar, y apoyémonos como hermanos a salir de problemas que nos inundan, pues la lluvia no llegó para limpiar los problemas.

Las calles se convirtieron en lagunas, y el agua bajó hasta los andenes del metro donde la frustración atacó a una joven cansada de no conseguir nada, batallaba entre vivir o morir, y así como ella muchos han decidido morir. No permitamos que nos quiten las ganas de vivir, de seguir aquí, muchos pudieron acercarse a la joven y hacerla entrar en razón, pero no todos se permiten ser salvados. Debemos salvarnos, literalmente no ahogarnos bajo la lluvia de frustraciones, agradezcamos la solidaridad, el gesto de hermandad que aún existen en los venezolanos, que bajo cualquier tormenta siempre llega la calma, solo si como tarea de todos tomamos la responsabilidad de trabajar por destapar todas las alcantarillas y construir un cambio por el país que queremos para todos, por los cimientos con valores fuertes, la casa se mantiene limpia mientras entre todos no la manchemos atacando al débil, como venezolanos necesitamos fuerza, esperanza para quienes desde afuera no pierdan la fe.


*Lya Ortiz, politóloga mención Relaciones Internacionales, venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela, que a partir de hoy se suma a los columnistas de nuestra página web, síguela en el Twitter: @LyaIssa. Preservando pensamiento será publicada en nuestra página web todos los jueves a partir de hoy. Te invitamos a leer lo que traerá Lya Ortiz en sus próximos artículos.