Vicente Díaz: Venezolanos maltratados

Maltrato. Eso es lo que han recibido nuestros nacionales con derecho al voto en el exterior por parte del Estado venezolano.

Los compatriotas han dejado el país por miedo o por esperanza, no por falta de amor a esta Tierra de Gracia; la mayoría han partido con lágrimas en los ojos. Incluso los que saben que su estadía fuera no será corta pero sí finita: quienes están estudiando, en asignaciones laborales o en tratamiento médico. Quienes se fueron por miedo quizá sean los más afectados emocionalmente. Muchos fueron sujetos de atracos violentos o de secuestros de familiares y no vieron otra salida que la partida.

La emigración existe desde que el mundo es mundo. Toda América es un continente forjado por la mezcla de nativos y “navegaos”.

Venezuela misma es un crisol de culturas enriquecido por los inmigrantes que en el siglo XX se sumaron a quienes ya moraban aquí: no hay familia venezolana, a excepción de las indígenas, que no tenga por lo menos un antepasado extranjero. Si algún país conoce de inmigrantes somos nosotros. Entonces, ¿por qué el maltrato del Estado a nuestros propios compatriotas que viven fuera? La Asamblea Nacional aprobó en 2009 una Ley de Procesos Electorales nefasta y en muchos artículos inconstitucional; en el caso que nos ocupa, el artículo 124 establece que para inscribirse en el Registro Electoral se debe estar legal en el país residente. ¿A cuenta de qué, para ejercer derechos políticos en Venezuela, se tiene que cumplir primero las normas migratorias de otro país? ¡¿Han visto ustedes cosa más antipatriótica?! Adicional al despelote del servicio consular, en el que cada funcionario pedía lo que le daba la gana como requisitos para inscribirse o actualizarse en el RE además del único legal, que es la cédula, el Ejecutivo exige ilegalmente el pasaporte vigente. El único requisito para votar es la cédula, vigente o no. Eso identifica como venezolano mayor de edad: ¿para qué el pasaporte? ¡Y no se puede pedir nada diferente de lo exigido en la ley! Posteriormente entra el CNE y emitimos una circular al Servicio Exterior que, pretendiendo poner orden, empeora las cosas. Allí se aclara, pero nadie le para, que para inscribirse sólo se requiere la cédula, pero que se debe acompañar con un documento emitido por la autoridad del país involucrado que demuestre su residencia legal en ese país. Hubiese bastado una declaración jurada de parte del elector, al igual que se hace en el territorio nacional. Pero no, se le dio la interpretación más restrictiva y menos garantista posible a la ya de por sí inconstitucional exigencia de ley.

Y ahora la guinda del frasco, el Ejecutivo, en respuesta a la expulsión de la cónsul en Miami, cierra el centro de inscripción y votación venezolano más grande del mundo, privando de sus derechos políticos, y por ende humanos, a miles de compatriotas cuyo único pecado fue dejar su tierra por razones muy personales y absolutamente respetables. En ese consulado se emitió 30% de los votos válidos en el exterior, y 99% de ellos no favoreció al Gobierno. Ojalá no tenga que ver con el maltrato.

@vicenteDz

La Patilla, jueves 19 de enero de 2011